En Europa existe una verdadera epidemia de osteoporosis. Unos 25,5 millones de mujeres y 6,5 millones de hombres sufren pérdida ósea en los 27 países de la UE, Suiza y Reino Unido que puede tener consecuencias drásticas a medida que envejecemos. Este hecho es aún más preocupante si se tiene en cuenta que esta enfermedad es realmente tratable. Eso sí, cuanto antes se tomen las medidas de prevención necesarias, mayor será el éxito a la hora de contrarrestar la osteoporosis y evitar consecuencias graves.
¿Cómo se puede prevenir la osteoporosis?
Igual que una ardilla que se alimenta de sus reservas durante el invierno, las personas también debemos intentar acumular la mayor densidad ósea posible durante la juventud. Esto es así porque cuanto más fuertes se vuelvan nuestros huesos (es decir, cuantos más minerales contengan) durante el primer tercio de nuestras vidas, menos dramáticos serán los efectos de su degradación natural con la edad.
En cualquier caso, nunca es demasiado tarde para controlar la salud ósea, independientemente de la edad. Al fin y al cabo, nuestros huesos son tejido vivo activo que puede cambiar durante toda la vida, también para mejor siguiendo un enfoque adecuado. Los siguientes consejos sobre prevención de la osteoporosis te permiten contribuir a la estabilidad de la pérdida ósea e, incluso, mejorarla.
Una dieta para huesos fuertes
Seguir una alimentación adecuada para contribuir a la salud de nuestros huesos es fundamental tanto en la juventud como a edades avanzadas. Además de una dieta rica en nutrientes alcalinos y vitaminas (con abundancia de verduras, hierbas y fruta), se debe mantener un nivel óptimo de vitamina D durante todo el año, es decir, hay que tomar el sol de forma moderada entre abril y octubre, así como un tomar un aporte complementario de vitamina D durante el resto del año. Se recomiendan controles periódicos del nivel de vitamina D en sangre para determinar la dosis óptima para mantener unos niveles óptimos tanto en verano como en invierno.
Una dieta alcalina de origen vegetal puede combatir la degradación ósea.
Una fuerte carga ácida (p. ej., causada por un consumo excesivo de origen animal o por el exceso de estrés) puede debilitar nuestros huesos. Al fin y al cabo, no solo libera calcio de los huesos, sino que también estimula las células que los descomponen (osteoclastos). Por eso, el suministro de sustancias alcalinas es fundamental. Además de una dieta donde abunden los alimentos de origen vegetal, los preparados alcalinos específicos (polvo alcalino, cápsulas alcalinas) también nos aportan álcalis fácilmente.
Vitaminas y minerales relevantes para los huesos
Calcio: el calcio es bueno para los huesos. Muchos de nosotros aprendimos esta máxima en la escuela primaria. Aunque nuestro esqueleto no se compone únicamente de este mineral, sí que constituye su componente estructural más importante. Por esom no es de extrañar que alrededor del 98 % de todo el calcio de nuestro cuerpo se encuentre en los huesos. Sin embargo, el calcio necesita vitamina D para almacenarse realmente en nuestros huesos.
Vitamina D: durante mucho tiempo, la gran mayoría de la gente únicamente relacionaba el calcio con el estado de los huesos. Sin embargo, gracias a muchos años de trabajo divulgativo, se ha conseguido aumentar la concienciación sobre la importancia de otro nutriente para los huesos, la vitamina D. Esta vitamina liposoluble es necesaria para absorber el calcio del intestino e introducirlo en los huesos, una contribución esencial para la salud ósea por la que es importante mantener unos niveles óptimos de vitamina D durante todo el año.
Vitamina K: muchas menos personas saben que también la vitamina K es importante para tener unos huesos sanos. Así por ejemplo, esta vitamina liposoluble desempeña un papel esencial en la activación de la formación ósea. Es necesaria para la formación de osteocalcina, una proteína que une el calcio y la hidroxiapatita como matriz en los huesos.
Otros nutrientes relevantes para los huesos
Boro: el boro es un oligoelemento implicado en la regulación del metabolismo hormonal, óseo y mineral.
Zinc, cobre y manganeso: el zinc, el cobre y el manganeso son oligoelementos que intervienen en la formación de la matriz ósea.
Magnesio: el déficit de magnesio aumenta la actividad de las células destructoras del hueso (osteoclastos). Además, este mineral está implicado en la transformación de la vitamina D en calcitriol, su forma activa para el hueso. En combinación con la vitamina D, el magnesio evita que el hueso se desmineralice y, por lo tanto, es esencial para el crecimiento y mantenimiento de la masa ósea.
Suplementos alimenticios
Unos suplementos alimenticios bien formulados pueden proporcionar a nuestros huesos los micronutrientes adecuados. Los preparados recomendados se basan en los resultados de los estudios más recientes. Además de la vitamina D3, el calcio y vitamina K2, existen otros nutrientes menos conocidos, pero muy importantes para los huesos, como el magnesio, el fósforo, el manganeso, el zinc y el boro. Sin embargo, los preparados óseos aconsejables no solo contienen principios activos de eficacia científicamente demostrada, sino que también son de gran calidad. Además de someterse a estrictos controles de calidad y prescindir de excipientes innecesarios, los preparados de primera calidad emplean, en la medida de lo posible, materias primas de marca clínicamente validadas (p. ej., K2VITAL ®).
Sin embargo, para estimular la mineralización ósea, no puede faltar otra medida importante…
Ejercicio físico y entrenamiento de fuerza
O te mueves, o caducas. No hay afirmación más apropiada cuando se trata de la salud ósea. Ya sea correr, saltar a la comba, jugar al tenis o hacer senderismo, los deportes que ejercen presión sobre nuestros huesos indican al organismo que merece la pena invertir en la mineralización ósea. Todos los grupos de edad deberían darse por aludidos: cuando somos jóvenes, una cantidad suficiente de ejercicio físico favorece la densidad de los huesos, aumentando así la masa máxima ósea, es decir, la densidad mineral ósea máxima de los seres humanos, que los adultos alcanzan en torno a los treinta años. Cuanto mayor sea la densidad ósea máxima de un individuo, mayor será la probabilidad de tener unos huesos fuertes durante la vejez. A edades avanzadas, el ejercicio físico en general y el entrenamiento de fuerza en particular reducen la velocidad de pérdida de la densidad ósea.
Alcohol con moderación
El consumo excesivo de alcohol puede ser perjudicial para nuestros huesos. Al fin y al cabo, esta sustancia estimulante puede interferir con la construcción ósea de los osteoblastos (células que forman huesos) y hacer que nuestros huesos se vuelvan más frágiles y que las fracturas se curen más lentamente.
Adiós a la nicotina
Todo el mundo sabe que fumar es malo para la salud, pero ¿sabías que fumar también perjudica a nuestros huesos? El consumo de tabaco reduce los capilares sanguíneos y el suministro de nutrientes a los huesos empeora. Abandonar el vicio del tabaco merece la pena, sobre todo por el bien de nuestros huesos.
Un peso normal
El punto medio suele ser recomendable en muchos aspectos de la vida, incluso cuando hablamos de tener un peso adecuado para nuestros huesos. En caso de obesidad, esos kilos extra suponen una carga para los huesos y dificultan ese movimiento que tanta falta les hace. Del mismo modo, un bajo peso crónico también puede afectar negativamente a la estabilidad de los huesos, ya que suele asociarse con la falta de nutrientes y, en el caso de las mujeres, de estrógenos, la hormona de la protección ósea.
Entrenamiento del equilibrio para prevenir caídas
Alrededor de un tercio de las personas 65 años sufren una caída al menos una vez al año, tendencia que aumenta con la edad. Si entrenas tu equilibrio, matarás dos pájaros de un tiro: por un lado, te resultará más fácil recobrar el equilibrio en determinadas situaciones (p. ej., al tropezar con una alfombra) y, por otro, te sentirás más seguro en la vida cotidiana. Al fin y al cabo, entrenar el equilibrio regularmente permite que el cuerpo y la mente sepan exactamente cómo reaccionar mejor en caso de emergencia. Si puedes, entrénalo dos veces a la semana durante al menos media hora.
¿Es posible aumentar la densidad ósea?
Al ser un tejido vivo y activo, el hueso puede renovarse durante toda su vida. Dependiendo de la edad, esto permite mejorar la densidad de los huesos y hasta frenar la pérdida ósea después de haber alcanzado la densidad máxima a los treinta años si aplicamos medidas específicas (= nutrición saludable con micronutrientes relevantes para los huesos, estilo de vida saludable y actividad física).
Conclusión: además de una dieta que fortaleza los huesos, los suplementos dietéticos especiales también pueden ayudar a controlar el metabolismo óseo y, de este modo, prevenir la osteoporosis. Se recomienda utilizar preparados que contengan, además del clásico calcio, vitamina D3 y vitamina K2, y otros nutrientes óseos con base científica. Así mismo, el programa debe incluir ejercicio regular intenso, ya que los minerales de la dieta se integran mejor en las estructuras óseas bajo carga.
Preguntas frecuentes
Sin duda, unos huesos fuertes son un proyecto a largo plazo: una dieta nutritiva predominantemente vegetal, un suministro óptimo de vitamina D durante todo el año y el ejercicio regular son la base. Este último, sobre todo, le indica a nuestro cuerpo que merece la pena mineralizar los huesos. Además, los preparados especiales que contienen nutrientes óseos científicamente documentados también nos pueden ayudar.
Una dieta buena para los huesos contiene poca carne, embutidos, grasas, azúcar y sal, pero más verduras, frutas, frutos secos, legumbres y cereales integrales. Sin embargo, hay otros factores a tener en cuenta en una dieta saludable para nuestros huesos. Cabe destacar el suministro de vitamina D, que debe garantizarse específicamente mediante suplementos.
Sí, la densidad ósea se puede mejorar o, al menos, se puede ralentizar o estabilizar considerablemente la desmineralización del hueso a edades más avanzadas. Sin embargo, para lograr este ambicioso objetivo se requiere constancia: hay que ejercitarse de forma habitual, seguir un estilo de vida y una dieta buenos para nuestros huesos y recurrir a preparados diseñados específicamente con base científica para fortalecer la salud ósea.
Los suplementos dietéticos especiales pueden ayudarnos a mantener estable la pérdida ósea o, incluso, mejorar la densidad de nuestros huesos. Los preparados recomendados se basan en los últimos estudios y, además del clásico calcio, incorporan vitamina D3, vitamina K2 y otros nutrientes óseos menos conocidos, como el magnesio, el fósforo, el zinc, el manganeso y el boro.