Déficit de zinc: causas, síntomas y soluciones

La carencia de zinc se produce cuando nuestro cuerpo pierde a largo plazo más zinc del que recibe a través de la dieta. Esta balance negativo puede deberse en gran medida a una ingesta insuficiente de zinc o a un aumento de la pérdida de zinc.

 El zinc entra en juego en muchos aspectos de nuestro organismo. No es de extrañar, por lo tanto, que la carencia de zinc pueda causar problemas en todos los rincones del cuerpo. Los principales síntomas de la deficiencia de zinc incluyen...

El zinc interviene en la formación y el control de muchas sustancias mensajeras de nuestro cuerpo. Por ejemplo, las hormonas tiroideas, que actúan como pedales aceleradores del organismo. Los estudios demuestran que las personas con hipotiroidismo suelen presentar deficiencia de zinc. 

Sin embargo, el zinc no solo afecta a la tiroides y el metabolismo del cuerpo, sino que este oligoelemento también interviene en el control del apetito y el comportamiento alimenticio. Un estudio a gran escala llevado a cabo en 2020 concluyó que el zinc podría ser de interés tanto para las personas con bajo peso como para las personas con sobrepeso. Por ejemplo, los pacientes de diálisis con pérdida de peso no deseada aumentaron el peso corporal al tomar zinc, mientras que se observó pérdida de peso en personas sanas con sobrepeso.

Autodiagnóstico del déficit de zinc 

El siguiente autodiagnóstico no sustituye a un análisis de sangre, pero puede ayudar a evaluar el riesgo personal de deficiencia de zinc.

¿Qué comer en caso de carencia de zinc?

Para evitar su carencia, hay que tomar zinc a diario. La carne, el queso, la leche y los huevos son buenas fuentes de zinc. También hay alimentos de origen vegetal que aportan zinc. Por ejemplo, legumbres y cereales como el amaranto, la avena y el germen de trigo. Los frutos secos, como las almendras y las nueces, también contienen mucho zinc.

Sin embargo, no todo el zinc de los alimentos que, en teoría, lo contienen llega necesariamente a nuestro organismo. Por ejemplo, el suministro de zinc en una dieta basada en plantas depende en gran medida de la ingesta simultánea de fitato. El fitato puede formar complejos con el zinc que impidan que el organismo pueda absorber el oligoelemento. Sin embargo, el remojo durante varias horas, la fermentación de la masa madre o la germinación puede descomponer el fitato y aumentar la biodisponibilidad del zinc. La combinación simultánea con proteínas animales también mejora la absorción del zinc.

Adversarios del zinc en nuestra dieta

• Fitato de las harinas integrales (excepción: pan de masa madre)
• Fosfatos de carnes y fiambres, queso fundido y de untar, refrescos y muchos productos precocinados
• Oxalato de algunas verduras, como espinacas, remolacha, acedera y ruibarbo
• Histidina de los productos lácteos
• Taninos del vino, el té negro y el té verde

Revertir la deficiencia de zinc con suplementos dietéticos

Las personas con deficiencia de zinc pueden aportarle a su organismo un extra de zinc con preparados específicos. Los suplementos de zinc están disponibles en todos los formatos imaginables: gotas, cápsulas, comprimidos, polvo o espray de zinc. Un buen preparado de zinc no solo debe ser puro (es decir, sin excipientes innecesarios), sino que también debe contener compuestos de zinc altamente absorbibles. Entre estos se incluyen compuestos de zinc orgánicos (p. ej., citrato de zinc, picolinato de zinc, gluconato de zinc) o compuestos de zinc unidos a aminoácidos (p. ej., bisglicinato de zinc).

Las mujeres embarazadas y las madres en periodo de lactancia tienen una mayor demanda de zinc, lo que también aumenta el riesgo de carencia de este oligoelemento. La necesidad creciente en estas etapas de la vida no sucede por casualidad.

Embarazo. El embarazo es una proeza del cuerpo femenino. Al fin y al cabo, en pocos meses, una sola célula produce un organismo humano muy complejo. El zinc, que desempeña un papel crucial en los procesos de crecimiento, diferenciación celular y aumento del metabolismo, no puede faltar. Además, las mujeres pierden más zinc durante el embarazo debido al aumento de la necesidad de orinar. Por este motivo, las futuras madres deben prestar especial atención a su suministro de zinc. Después de todo, la carencia de zinc puede aumentar el riesgo de un parto prematuro o de que el bebé sea demasiado pequeño.

Lactancia. Las primeras semanas tras el parto también se rigen por el crecimiento. Durante este tiempo, el suministro de zinc a los bebés lactantes se realiza exclusivamente a través de la leche materna. El hecho de “compartir” lo que se come con el bebé influye en las necesidades de zinc por parte de la madre. Por lo tanto, las recomendaciones de zinc para las madres lactantes son notablemente superiores y, en consecuencia, el riesgo de déficit también es mayor. 

El deseo no satisfecho de tener hijos puede suponer un gran estrés para las parejas. Los motivos pueden ser diversos. Además de las enfermedades y la edad avanzada, ciertas deficiencias de micronutrientes también pueden contribuir a las dificultades para lograr un embarazo. 

Para apoyar a las parejas en su camino hacia la paternidad, no debe faltar zinc. Este oligoelemento influye en la libido y la fertilidad por su función en la formación de las hormonas sexuales. También interviene en la producción de espermatozoides. En las mujeres, la carencia de zinc puede provocar trastornos del ciclo menstrual y afectar a la capacidad de concepción. En los hombres, el déficit de zinc puede afectar a la calidad del esperma y a los niveles de testosterona, y reducir la fertilidad masculina.

Debido a su papel en los procesos de crecimiento y desarrollo, el zinc no puede faltar en la niñez y la adolescencia. Los estudios sugieren que el aporte complementario de zinc puede mejorar el crecimiento, especialmente en la infancia. Al contrario, su carencia puede favorecer la aparición de diarrea y neumonía, las causas de muerte más frecuentes en niños menores de cinco años en todo el mundo.

El zinc también influye sobre el cerebro de varias formas. Este oligoelemento es necesario durante el desarrollo cerebral y desempeña un papel en la regulación de la comunicación entre las células nerviosas. Los estudios documentan niveles más bajos de zinc en varios aspectos del cuerpo (suero, eritrocitos, pelo, uñas y orina) en niños con TDAH en que en niños que no lo padecen. Además, el uso selectivo de zinc provocó la reducción de la impulsividad, la hiperactividad y la alteración de la conducta social en los estudios.

Las mujeres menopáusicas también deben prestarle atención al zinc. El oligoelemento no solo es necesario para la formación de hormonas sexuales, sino que también ayuda a mantener el equilibrio hormonal. 

La carencia de zinc puede favorecer las fluctuaciones hormonales, sobre todo, al inicio de la menopausia. Sin embargo, un buen suministro de zinc no solo tiene un efecto armonizador sobre el equilibrio hormonal y la libido, sino que, según los estudios, también puede mejorar el rendimiento cognitivo y el bienestar emocional de las mujeres menopáusicas.

La carencia de zinc puede alterar la perfecta interacción bioquímica del maravilloso cuerpo humano y provocar una gran variedad de molestias físicas y psíquicas. Por lo tanto, es muy importante detectarla y atajarla lo antes posible. La forma más sencilla de remediar este déficit es mediante la ingesta de un preparado de zinc de alta calidad. El médico estará encantado de asesorarte.