Gracias a la medicina moderna, la longevidad y la eterna juventud ya no son sólo cuestión de genética o de pura suerte. Son a la vez un arte y una ciencia que cada uno de nosotros puede aprender y aplicar en su vida cotidiana para vivir el mayor tiempo posible con la mejor salud. Esta evolución se resume bajo el término longevidad y describe un mundo en el que la sabiduría de la edad va de la mano con la vitalidad de la juventud. Aquí obtendrá una perspectiva holística de lo que realmente significa vivir una vida larga y saludable y descubrirá cómo los pequeños cambios en la vida cotidiana pueden contribuir a ello.
Definición: ¿Qué es la longevidad?
Esta tendencia se refiere al concepto de una vida larga, sana y activa. Aunque a menudo se entiende por longevidad simplemente vivir más años en comparación con la esperanza de vida media, la longevidad en un sentido más amplio abarca la calidad de vida, la salud, la vitalidad y el bienestar, que también deben mantenerse en los últimos años. Por tanto, no se trata sólo de maximizar el número de años de vida, sino sobre todo de mantener un alto nivel de aptitud mental y física en la vejez.
9 consejos de salud para envejecer: Envejecer sano y en forma
El secreto de una vida larga y plena no sólo reside en alargar nuestra esperanza de vida, sino también en la calidad de este tiempo adicional. Si cuidas tu salud, creas las condiciones ideales para una vida en forma en la vejez. Con las siguientes 9 estrategias para envejecer sano y en forma, puede sentar unas buenas bases:
- Nutrición sana: somos lo que comemos. De acuerdo con este credo coherente, una dieta equilibrada y rica en nutrientes constituye la base de una buena forma física y mental hasta una edad avanzada. En particular, las verduras (sobre todo las coles), las frutas (especialmente las bayas), las legumbres, los frutos secos, los productos integrales, el pescado de alta calidad y los valiosos aceites vegetales deben estar en su plato. Los aceites con ácidos grasos monoinsaturados (por ejemplo, el aceite de linaza) y el té verde con una ración extra de antioxidantes no deben faltar en la dieta de los aficionados a la longevidad.
- Reducir la ingesta de calorías: A menudo, menos es más, incluso cuando se trata de comida, porque no importan los motivos que haya detrás: La reducción voluntaria de alimentos tiene efectos sorprendentemente positivos en nuestro organismo. Los periodos de ayuno o ayuno intermitente también pueden tener beneficios para la salud: La abstinencia sistemática no sólo hace perder kilos en determinadas circunstancias, sino que también desencadena una «limpieza celular» regenerativa a nivel celular.
- Ejercicio diario y deporte: ¡el ejercicio es una verdadera arma contra el envejecimiento! De 3 a 5 horas de ejercicio a la semana son una ventaja para el cuerpo y la mente. El deporte de resistencia no sólo fortalece el corazón, la circulación, el sistema inmunitario y los músculos, sino que también protege -hasta cierto punto- contra el cáncer y la enfermedad de Alzheimer. Según un estudio, los hombres que hacen footing viven una media de 6,2 años más que sus homólogos inactivos, mientras que las mujeres que hacen footing ganan 5,6 años (Schnohr P. et al. 2013). Además de los deportes de resistencia, también se deben realizar entrenamientos de fuerza intercalados, para poder mantener los músculos hasta la vejez, lo que contrarresta muchas dolencias relacionadas con la edad.
- Desestresarse: El estrés constante no sólo es perjudicial para la salud, sino que también acelera el proceso de envejecimiento. Por lo tanto, desestresa tu vida escapando regularmente de tu rueda de hámster diaria y aprovechando este tiempo para relajarte. Incluso las personas a las que no les gusta estarse quietas deben procurar ofrecer a su cuerpo una verdadera desaceleración y descanso para dar tiempo al organismo a los procesos de regeneración que necesita urgentemente.
- Aprender: un nuevo idioma, un nuevo instrumento musical, una nueva habilidad... ¡nunca es tarde para aprender algo nuevo! La variedad diaria mantiene activo nuestro cerebro y previene la demencia.
- Peso óptimo: Un peso saludable es el adecuado a cualquier edad. Sin embargo, el sobrepeso durante años o décadas puede aumentar el riesgo de ciertas enfermedades (por ejemplo, diabetes, enfermedades cardiovasculares), que a menudo sólo atacan en la última etapa de la vida y cuestan a los afectados calidad de vida y longevidad.
- Sueño: El sueño es algo más que una necesidad nocturna, es un componente crucial de nuestra salud y longevidad. Un estudio a largo plazo de la Universidad de Harvard en EE.UU. demostró que unos buenos hábitos de sueño pueden aumentar la esperanza de vida de los hombres en casi 5 años y la de las mujeres en unos 2,5 años (Li H et al. 2024).
- Menos alcohol y nada de tabaco: El alcohol y los cigarrillos pueden enfermarte y restarte años de vida. No es ningún secreto. Mientras que el tabaco debe evitarse por completo, el consumo de alcohol debe limitarse a un máximo de 100 gramos de alcohol a la semana si no se quiere renunciar a él. Esta cantidad corresponde a unos cinco vasos de vino.
- Socializar: Los seres humanos somos seres sociales desde que nacemos. Los amigos y la familia no sólo son importantes para nuestro bienestar, socializar también activa nuestro cerebro y contrarresta así la demencia.
Micronutrientes y extractos vegetales como herramientas específicas de longevidad
Incluso de forma más específica que con nuestros «9 consejos de longevidad», se pueden añadir a la cuenta de la longevidad valiosos extractos de plantas y micronutrientes seleccionados. La ciencia ha descifrado 12 procesos fisiológicos fundamentales del envejecimiento. Estos complejos procesos de múltiples capas incluyen la inflamación crónica, la creciente alteración de nuestras centrales energéticas celulares (mitocondrias) y la acumulación de daños en el ADN.
En los últimos años se ha investigado intensamente qué sustancias activas naturales pueden utilizarse para influir positivamente en estos procesos de envejecimiento. Por ejemplo, sustancias vegetales como la quercetina, la berberina o la betaína tienen efectos antiinflamatorios, mientras que la coenzima Q10, el NADH, el alfa-cetogluturato y el extracto de ginseng tienen potencial protector de las mitocondrias.
Contrarrestar el envejecimiento cutáneo con nutrientes de belleza
Como es natural, muchas personas también desean dar marcha atrás al reloj óptico. Aunque no existe una cura milagrosa para el envejecimiento cutáneo, se puede influir positivamente en él hasta cierto punto. Sustancias como el ácido hialurónico y el colágeno, entre otras, ayudan a contrarrestar el envejecimiento prematuro de la piel y a reflejar la sensación de juventud en el interior.
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Preguntas frecuentes sobre longevidad
El término «antienvejecimiento» engloba las medidas destinadas a evitar, reducir o ralentizar los procesos de envejecimiento y los efectos secundarios negativos del envejecimiento (como las enfermedades crónicas) mediante la prevención, la detección precoz y las terapias. El objetivo no es sólo añadir más años a la vida, sino también cumplir los años crepusculares con una mejor calidad de vida.
El envejecimiento biológico se refiere al proceso por el cual el cuerpo humano pierde funcionalidad y estructura con el paso del tiempo. El proceso natural de envejecimiento comprende una serie de mecanismos biológicos que provocan la disminución gradual del rendimiento físico. Estos mecanismos incluyen el deterioro celular, los daños en el ADN, los cambios hormonales y la descomposición de los tejidos. Estos cambios conducen a una reducción de la capacidad fisiológica del organismo, lo que aumenta la susceptibilidad a enfermedades y problemas de salud.
La investigación sobre longevidad pretende profundizar en el conocimiento de estos procesos de envejecimiento y desarrollar estrategias para mejorar la calidad de vida en la vejez y minimizar la incidencia de las enfermedades relacionadas con la edad.
Los genes desempeñan un papel importante, pero no son el único factor que determina nuestra esperanza de vida. Se calcula que los factores genéticos contribuyen en torno al 25% de la esperanza de vida de un individuo. Aunque algunas personas tienen una mayor probabilidad genética de vivir más tiempo, las investigaciones demuestran que el estilo de vida y los factores ambientales explican la mayor parte de la variación en la esperanza de vida.
Se cree que el estilo de vida influye más en la salud y la longevidad que la genética en las primeras ocho décadas de vida. Sólo en las personas mayores de 80 años parece que la genética desempeña un papel más importante a la hora de mantenerlas sanas y viables. Entre los centenarios, este porcentaje llega al 33% en el caso de las mujeres y al 48% en el de los hombres. No obstante, hay que tener en cuenta que la aparición de diferencias individuales en la salud y, por tanto, en la longevidad se debe a la interacción dinámica entre las variaciones genéticas y ambientales.
Con los avances de la medicina, la asistencia sanitaria y la creciente concienciación sobre estilos de vida saludables, es probable que la esperanza media de vida siga aumentando en el futuro. Las innovaciones en el tratamiento de enfermedades crónicas, así como el desarrollo de la medicina personalizada y mejores estrategias de prevención, pueden contribuir a prolongar la vida y mejorar la calidad de vida en la vejez. Sin embargo, el potencial de una vida más larga también depende de factores socioeconómicos, el acceso a la asistencia sanitaria y retos globales como la contaminación ambiental y el cambio climático.