“¡Arriba dormilón! ¡Un nuevo día te está esperando!” Por muy dulce que sea el sonido del despertador, es difícil saltar de la cama. Te arrastras medio dormido hasta la cafetera a ver si así consigues despertar a ese espíritu que se ha quedado entre las sábanas. Ni después de dos cafés y varias actividades consigues ponerte en funcionamiento. ¿Qué es lo que te hace sentirte cansado todo el tiempo? Aquí te damos un dato revelador.
No eres el único que se hace esa pregunta. Según un estudio, alrededor de un tercio de los jóvenes, adultos y personas mayores se sienten permanentemente cansados. Con este problema, está claro que hay que empezar por observar la calidad y la cantidad del sueño. ¿Duermes cada día las horas de sueño que necesitas? Algunas personas se sienten bien con siete horas, mientras que otras necesitan al menos nueve horas de sueño ¿Y qué me dices del entorno y la higiene del sueño? Nuestras baterías se recargan eficazmente por la noche para afrontar el día siguiente solamente cuando nuestro sueño es reparador.
Las preguntas obvias no necesariamente nos proporcionan respuestas satisfactorias Y eso también es cierto en este caso. Al fin y al cabo, la fatiga permanente no siempre puede atribuirse únicamente a dormir mal.
La fatiga suele ser un indicio de que existe alguna carencia en el organismo. La falta de luz, de sueño, de oxígeno, de líquido, de ejercicio, de micronutrientes o simplemente de descanso nos puede tener bostezando todo el día. Esto último suele deberse a un desequilibrio entre las fases de tensión y relajación. No en vano, uno de los mayores acaparadores de energía de nuestros días se llama "estrés permanente". Esta lucha diaria agota constantemente las baterías de nuestro cuerpo y, tarde o temprano, nos deja exhaustos. La fatiga también puede verse aumentada por un desequilibrio entre la serotonina y la melatonina. Este fenómeno se observa especialmente en los días de invierno con poca luz, cuando circula más melatonina (hormona del sueño) en la sangre durante el día A muchos les sucede que durante el día están cansados, pero al llegar la noche no consiguen dormir.
Si bien es normal tener periodos breves de fatiga, es importante prestar la atención debida a la fatiga constante. En última instancia, no es lo habitual que un cuerpo sano y sin carencias esté permanentemente cansado. Con la ayuda de un médico, se pueden investigar las posibles causas físicas y mentales que agotan nuestra energía.
2. Bañarse en la luz de otoño/invierno. Hojas de colores, la luz de las velas, olor a castañas y galletas. La época más oscura del año también tiene sus cosas positivas. Aun así, muchas personas experimentan durante esta época un cansancio constante que puede atribuirse a la falta de luz y al consiguiente aumento de los niveles de melatonina. Por ello, si queremos huir de este cansancio estacional, es importante respirar aire fresco y aprovechar la baja luminosidad de estos días para armonizar los ritmos de sueño y vigilia. Al mismo tiempo, el cambio de paisaje y el aire frío actúan como estímulos.
3. Tú eres más fuerte que el cansancio. Es un círculo vicioso. Si has tenido un mal día, prefieres quedarte en el sofá en lugar de ponerte en movimiento. Pero si no te mueves, te vuelves aún más perezoso y lento. El deporte de resistencia moderado rompe esta espiral negativa, porque tiene un efecto refrescante en nuestro organismo: estimula la circulación, libera serotonina la "hormona del buen humor" y ayuda a combatir el estrés que consume nuestras energías. Aun así, esto no significa que tengamos que dedicar tiempo a una sesión de ejercicio físico que nos haga sudar, sino que basta con moverse un poco a lo largo de todo el día. Por ejemplo, si vas en bici al trabajo por la mañana o vas a correr a la universidad, el resto del día te sentirás más animado. Hacer recados a pie o dar un paseo nocturno con tranquilidad también puede ser un buen punto de partida para tener más energía.
4. Ducha escocesa: todo un chute de energía. Para quitarse el cansancio a primera hora de la mañana, una "ducha escocesa" puede aportar una buena dosis de energía. En este método de ducha, el cuerpo se baña alternativamente con agua fría (16-18 °C), luego templada (38-42 °C) y después de nuevo con agua fría (10-15 °C) en intervalos de 30 segundos, empezando lo más lejos posible del corazón. Sin embargo, las personas mayores o con problemas de corazón no deben lanzarse directamente a este método, sino que deberán consultar antes con su médico.
5. Salta de la noria de hámster a la hamaca de playa. Mientras que en los tiempos de las guerras tribales y los tigres de dientes de sable el estrés (es decir, la respuesta de huida o lucha) era esencial para la supervivencia, hoy en día muchos estamos atrapados en una "trampa de estrés crónico" (LINK Cortisol). Tarde o temprano, el estado de alerta permanente del cuerpo acaba traduciéndose en cansancio. Por eso hoy es más importante que nunca prestar la debida atención a nuestra propia situación. Tomarse regularmente tiempo para uno mismo y escucharse deberían convertirse en una actividad esencial La relajación consciente y las pausas ayudan a deshacerse del exceso de estrés
6. La importancia de una vida social plena Las personas que están constantemente cansadas y estresadas suelen empezar a encerrarse en su "caparazón". Pero, al igual que sucede con el ejercicio, la interacción entre una vida social reducida y la fatiga es un círculo vicioso que hay que romper. Las buenas relaciones interpersonales no solo son importantes para el estado de ánimo y el bienestar, sino que también actúan como una taza de té verde vigorizante y son al mismo tiempo un arma importante en la lucha contra el depredador de energía que es el estrés.
7. Aromas y fragancias: Las fragancias no sólo son una herramienta excelente para despertar en nosotros recuerdos y emociones del pasado, sino que también pueden ayudarnos a acercarnos a nuestro espíritu para sacarlo de su letargo. Basta con unas pocas gotas de esencias concentradas, pero hay que saber escogerlas bien. Para ahuyentar el cansancio, los aceites esenciales de romero, pomelo o tomillo, entre otros, son una buena opción. Las esencias usadas en ambientadores de velas, difusores o baños preparan un ambiente agradable y prácticamente no tienen efectos secundarios.
Comer con alegría: Necesitamos energía para mantenernos concentrados y atentos. Sin embargo, el estrés de la vida diaria nos tienta a cancelar el almuerzo o a recurrir a aperitivos poco saludables con un impulso energético que suele durar poco. Frutas de pepita, semillas y frutos de cáscara no sólo proporcionan energía a largo plazo, sino también un amplio espectro de nutrientes. Las mezclas de frutos secos, los palitos de verdura con dips saludables o una rebanada de pan integral con hummus también ayudan a combatir las ganas de picar y recargan la energía de forma saludable.
Hidrátate contra la fatiga: Bebe al menos 2 litros al día. El simple hecho de cuidar nuestro equilibrio de líquidos cada día puede hacer que nos sintamos con más energía y menos cansados.
Olvídate del café: Aunque el café se considera un estimulante, su exceso puede tener el efecto contrario. Por lo tanto, limita el consumo diario de café a un máximo de cuatro tazas y opta por una buena taza de té en su lugar.
Una bocanada de aire fresco: Si te asomas un instante al exterior o por una ventana abierta y respiras profundamente, estarás suministrando a tu cerebro una dosis adicional de oxígeno. Después de una bocanada de aire fresco, se siente uno como nuevo.
Literatura del autor.
