¿Quién no lo conoce? ¿El cuento de hadas de los hermanos Grimm en el que la madre de Rapunzel ansiaba la lechuga prohibida del jardín del vecino durante su embarazo? Su instinto no le falló, ya que esta vitamina B hidrosoluble es uno de los nutrientes más importantes durante el embarazo. Pero el ácido fólico no es sólo para la planificación familiar. Otras personas también deberían vigilar el ácido fólico. Estudios a gran escala muestran una deficiencia en gran parte de la población. Pero, ¿cuáles son las consecuencias de una carencia de ácido fólico? ¿Y cómo puede detectarse?
El ácido fólico (también conocido como vitamina B9) es una vitamina hidrosoluble que pertenece a la familia de las vitaminas B. Esta vitamina ha sido esencial para nosotros los humanos desde el principio de la vida, ya que su papel clave en el metabolismo de los aminoácidos, la división celular y la regeneración celular garantiza que nuestro cuerpo crezca y prospere, se regenere y sane.
El ácido fólico también es activo e importante en otros ámbitos. Por ejemplo, un aporte suficiente de ácido fólico favorece la formación de una sangre sana y el metabolismo de nuestros neurotransmisores. El ácido fólico también interviene en la descomposición del aminoácido homocisteína, que puede ser perjudicial para el sistema cardiovascular en concentraciones elevadas.
Si nuestro organismo carece de ácido fólico, esta deficiencia puede manifestarse de diversas maneras. Los posibles síntomas de deficiencia incluyen:
Un aporte deficiente de ácido fólico es especialmente notable en las células que se dividen rápidamente. Como consecuencia, puede desarrollarse anemia en su medio de cultivo. Debido a la carencia de ácido fólico, los precursores de los glóbulos rojos en la médula ósea no maduran correctamente: se forman menos glóbulos rojos, pero contienen más hemoglobina y son más grandes de lo normal. Su capacidad para transportar oxígeno en la sangre se reduce.
Además de los glóbulos rojos, los glóbulos blancos también pueden verse afectados por una carencia de ácido fólico: aumenta la susceptibilidad a las infecciones. Por otra parte, una carencia de ácido fólico en las plaquetas puede alterar la coagulación de la sangre.
El ácido fólico permite toda una serie de procesos, reacciones y conexiones en nuestro cerebro, que es como una fábrica química. Junto con la vitamina B6, por ejemplo, es responsable de la formación de neurotransmisores como el GABA y la serotonina. Sin embargo, si nuestro organismo carece de ácido fólico, esto también puede afectar al metabolismo de nuestros neurotransmisores y favorecer el desarrollo de estados de ánimo depresivos. Sin embargo, el ácido fólico también desempeña un papel en el tratamiento medicinal de la depresión. Los estudios demuestran que un buen aporte de esta vitamina B puede mejorar el efecto de los antidepresivos.
Aunque las enfermedades cardiovasculares no son una consecuencia directa de una carencia de ácido fólico, una carencia puede tener consecuencias indirectas para nuestro sistema vascular. Junto con las vitaminas B6 y B12, el ácido fólico garantiza la descomposición de la homocisteína, que es perjudicial para los vasos sanguíneos. La carencia de una sola de estas vitaminas puede provocar un aumento de los niveles de homocisteína en la sangre. Y el aumento de los niveles de homocisteína se considera a su vez un factor de riesgo de calcificación vascular (arteriosclerosis) y enfermedad cardiovascular.
En cuanto la mujer empieza a sentir el deseo de tener un hijo, debe empezar a asegurarse de que dispone de un aporte suficiente de nutrientes. Esta «construcción del nido interior» proporciona las mejores condiciones para que a la nueva vida no le falte de nada.
Se considera especialmente crítico el aporte de ácido fólico, que ofrece protección contra los partos prematuros y los abortos espontáneos, así como contra malformaciones graves como los defectos del tubo neural del niño. Dado que el tubo neural del feto se cierra entre los días 22 y 28; es decir, en un momento en que muchas mujeres ni siquiera saben que están embarazadas, el depósito de ácido fólico ya debería estar bien lleno antes de la concepción.
A veces, sin embargo, el embarazo no se produce en absoluto, porque la división celular es el proceso más importante para que el niño crezca en el útero y depende de un aporte suficiente de nutrientes (especialmente ácido fólico) por parte de la madre. Y la fertilidad masculina también se beneficia de un buen aporte de ácido fólico con espermatozoides más sanos.
Una carencia de ácido fólico se produce cuando perdemos o consumimos más ácido fólico del que ingerimos a largo plazo. Además de un aporte insuficiente de ácido fólico en la dieta, la necesidad de esta vitamina B también puede aumentar en algunas situaciones de la vida o su equilibrio puede verse alterado por determinados factores.
Una dieta sana es especialmente importante para las mujeres que se encuentran en la fase entre el deseo de tener hijos y la maternidad. Como el ácido fólico es un nutriente extremadamente sensible y un aporte adecuado es especialmente crítico para el equipo madre-bebé, las mujeres que desean tener hijos, así como las embarazadas y las madres lactantes, deben tomar un suplemento de ácido fólico en dosis suficientes.
El ácido fólico no sólo es imprescindible para las mujeres embarazadas y las que planean tener un bebé. El ácido fólico también sigue siendo un problema (para las mujeres) durante y después de la menopausia. Los primeros estudios indican que la ingesta dirigida de ácido fólico (1 mg al día durante 4 semanas) puede producir una mejora subjetiva de los sofocos (Bani S. et al 2013).
Las mujeres de mayor edad se benefician de esta vitamina hidrosoluble no sólo en «términos femeninos». El ácido fólico también determina otros aspectos de la salud. Hace décadas, los científicos observaron que las mujeres posmenopáusicas con niveles bajos de ácido fólico presentaban un mayor riesgo de cardiopatías (Brattström, L.E. et. al. 1985). Esta observación puede atribuirse al papel clave del ácido fólico en la degradación de la homocisteína. En consecuencia, una deficiencia de ácido fólico puede provocar un aumento de la homocisteína. Esto, a su vez, puede tener un impacto negativo en el corazón y los vasos sanguíneos.
En lo que respecta a la salud mental, también puede recomendarse a las mujeres de más edad un aporte suficiente de ácido fólico. Los estudios sugieren que la suplementación con vitaminas del grupo B, especialmente ácido fólico, puede tener un efecto positivo en el retraso y la prevención del riesgo de deterioro cognitivo (Martínez V.G. et al. 2022).
Aunque pueden aparecer síntomas típicos de deficiencia de ácido fólico, estos síntomas también pueden estar causados por otras enfermedades o deficiencias de nutrientes y, por lo tanto, no se consideran una «prueba». Si se quiere saber exactamente cómo es el propio suministro de ácido fólico, es buena idea hacerse un análisis de sangre especial.
Los valores ideales son concentraciones de ácido fólico >5,38 ng/ml en el suero.
Los niveles de ácido fólico inferiores a 2,0 ng/ml se denominan carencia de ácido fólico.
El valor de ácido fólico no siempre se determina necesariamente en el curso de los reconocimientos médicos rutinarios. No obstante, una carencia grave de ácido fólico puede dar lugar a desviaciones llamativas en el hemograma y éstas pueden servir para detectarla. En la anemia por carencia de ácido fólico, por ejemplo, los glóbulos rojos aumentan de tamaño y adquieren una coloración más intensa.
La estrategia más prometedora para remediar rápida y satisfactoriamente una carencia de ácido fólico es la administración temporal de suplementos de esta vitamina. Esto significa que una carencia aguda de ácido fólico suele ser «historia» al cabo de un buen mes.
Para prevenir la carencia de ácido fólico en el futuro, el médico y el paciente deben trabajar juntos para encontrar la causa: Si la carencia de ácido fólico se desencadenó por una dieta pobre en ácido fólico, se debe aconsejar a los afectados que cambien su dieta (orientada a las verduras, fresca, natural, sana). Si se trata de alcohol, debe abstenerse de tomarlo a partir de ahora. En cambio, en el caso de una carencia de ácido fólico relacionada con una enfermedad, hay que tratar la enfermedad en sí. Además de una dieta rica en ácido fólico, también puede tener sentido tomar un suplemento dietético adicional; el personal especializado de su confianza estará encantado de aconsejarle al respecto.
Aunque el ácido fólico está presente de forma natural en numerosos alimentos (= folato alimentario), no es tan fácil consumir los 300 µg diarios recomendados, ya que esta vitamina hidrosoluble es muy sensible y se destruye con el almacenamiento, la transformación industrial y el calentamiento. Así lo demuestran también los análisis que muestran que el contenido en folato de las espinacas disminuye a la mitad cuando se almacenan a temperatura ambiente durante 4 días.
Otro factor que influye en nuestro respectivo aporte de ácido fólico es la disponibilidad del folato en nuestra dieta. La capacidad de absorción del ácido fólico de nuestra dieta depende de la forma en que esté presente. Mientras que el llamado «monoglutamato» puede absorberse casi en su totalidad, la tasa de absorción del «poliglutamato» se sitúa en torno al 20 %. Según los expertos, se puede suponer que, por término medio, sólo podemos utilizar aproximadamente la mitad del folato de la dieta.
La palabra ácido fólico deriva del latín «folium», la hoja. Siguiendo el lema «nomen is omen», esta vitamina abunda en las verduras de hoja verde oscuro, como los canónigos, las acelgas, las espinacas y la col rizada. Otros tipos de col, los productos integrales, los tomates, las naranjas, las yemas de huevo y los frutos secos también contienen cantidades significativas de ácido fólico natural (= folatos). La levadura, el hígado, el germen de trigo y el salvado de trigo proporcionan concentraciones especialmente elevadas.
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Alimento |
Ácido fólico en μg |
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Salvado de trigo |
520 |
| Hígado de ternera |
160 |
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Semillas de girasol |
100 |
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Almendras |
96 |
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Tofu |
84 |
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Nueces |
77 |
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Avellanas |
71 |
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Huevo de gallina |
65 |
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Espárragos |
65 |
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Fresas |
60 |
Tabla: Contenido de ácido fólico en los alimentos (Según Prof. Dr Friese K, 2014.)
Nuestro organismo sólo dispone de pequeñas reservas de ácido fólico, la mitad de las cuales se encuentran en el hígado. Para reponer las reservas agotadas, una suplementación de 800 µg diarios de ácido fólico requiere unas cuatro semanas.
El versátil ácido fólico suele descuidarse en nuestra dieta. Por ello, las mujeres que desean tener hijos deben tomar medidas de precaución para aumentar su nivel de ácido fólico antes de quedarse embarazadas. Sin embargo, también tiene sentido que las personas que sigan una dieta pobre en ensaladas y verduras o que no se sientan completamente en forma comprueben sus propios niveles de ácido fólico y, si es necesario, remedien un suministro insuficiente con un suplemento adecuado de ácido fólico.
