Un toque de musgo, el crujido de las hojas y un verdor frondoso y refrescante. Si anhelas la paz y la relajación en tu vida, prueba a sumergirte en la atmósfera del bosque. Un baño entre plantas y troncos no solo es un bálsamo para el cuerpo, el alma y la mente, sino que también tiene un efecto impresionante en el propio sistema de defensa de nuestro cuerpo. ¿Dónde surge esta tendencia? ¿Y qué opina la ciencia al respecto?
¿Qué son y dónde de originan los “baños forestales”?
Baño forestal: al estudiar de cerca esta aparente fruslería esotérica, descubrimos una forma científicamente reconocida de promover la salud. El concepto de los “baños forestales” surgió como parte de una campaña de marketing: a principios de los años 80, el ministerio japonés de Agricultura, Bosques y Pesca pretendía volver a despertar el amor por la naturaleza en los habitantes para atraerlos de vuelta a los bosques con el ingenioso eslogan “Shinrin Yoku” (traducido libremente: “bañarse en la atmósfera del bosque”).
De marketing a la disciplina científica
La idea de “bañarse en el bosque”, respaldada científicamente por un programa de investigación multimillonario, no tardo en tener un éxito inimaginable. Por ejemplo, cada año unos cinco millones de japoneses acuden a desconectar al bosque recreativo nacional de Akasawa. En las universidades japonesas, la “medicina forestal” ha establecido su propia disciplina científica y a muchos japoneses se les prescriben médicamente varios días de “Shinrin Yoku”.
Baños forestales en nuestras latitudes
En Europa, hay cada vez más personas que disfrutan del aire del bosque. Al fin y al cabo, los pinos, alondras y cedros japoneses no son los únicos con propiedades curativas; los abetos, pinos y hayas europeos también las tienen. Siguiendo los pasos de la sanidad japonesa, el hospital Immanuel-Krankenhaus de Berlín ha habilitado un sendero para darse un “baño” por el bosque berlinés del Wansee. En Baviera se está llevando a cabo una investigación sobre los aspectos beneficiosos para la salud de una estancia forestal, donde la Asociación de Baños Forestales Bávara ha puesto en marcha el proyecto “Bosque y Salud” en cooperación con la Universidad Ludwig Maximilian de Múnich.
Lo maravilloso de la terapia de la naturaleza japonesa es que hay una gran cantidad de bosques que visitar, un tesoro gratuito y al alcance de todos al que deberíamos recurrir más a menudo.
Efecto del baño forestal: el anhelo de volver a casa
¿Qué hace que los “baños de bosque” sean tan saludable para los humanos? Durante milenios, la superficie de la tierra estuvo cubierta por muchos más bosques que en la actualidad. Nuestros antepasados recorrieron los bosques primitivos, durmieron al abrigo sus árboles gigantes y vivieron de la flora y fauna que los rodeaba. Es posible que aún conservemos parte del anhelo genético de adentrarnos en los bosques y permanecer en ellos. Al menos así lo cree el biólogo evolutivo Edward O. Wilson, de la Universidad de Harvard, que está convencido de nuestra “biofilia”.
Baños forestales por el bien de nuestra alma
Si te adentras en el bosque con todos los sentidos (inhalando los aromas, examinando los sonidos y fijándote en las sombras), se activa el sistema nervioso parasimpático, relacionado con la relajación corporal: la respiración, la frecuencia cardíaca y la presión arterial disminuyen.
Las investigaciones muestran que 20-30 minutos en la naturaleza son suficientes para reducir el nivel de cortisol u hormona del estrés. Una colaboración entre la Universidad de Éxeter, la Universidad de Queensland y el British Trust of Ornithology también halló evidencias de que las personas que acuden al bosque son más felices cuantos más árboles y arbustos ven y más aves escuchan cantando. Incluso el suave murmullo de un arroyo puede mejorar el estado de ánimo.
Los resultados de los estudios se puede experimentar de primera mano: al resguardo de la maleza, el estrés y las preocupaciones de la vida cotidiana se desvanecen al menos durante un tiempo. El efecto revitalizante no solo tiene impacto a nivel espiritual: las células y los órganos también tienen tiempo para regenerarse.
Regeneración verde
Los psicólogos del color consideran que los diversos tonos de verde del bosque tienen un efecto calmante y armonizador. La visión de un bosque puede incluso reducir el nivel de hormona del estrés en sangre, además de aumentar el bienestar y mejorar el estado de ánimo. Además, un estudio demostró que las heridas de los pacientes con “vistas al bosque” sanaban más rápido y que estos requerían menos analgésicos y recibían el alta hospitalaria antes.
Hay algo en el aire
La atmósfera del bosque es muy especial. Mientras que el agua se evapora en las hojas, las copas de los árboles reducen la radiación del sol. Esto crea el típico “microclima forestal”, con menos luz, temperaturas más equilibradas, menores movimiento del aire y mayor humedad. Además, los árboles, arbustos y musgos, así como los hongos y las bacterias, exudan miles de sustancias químicas. Las plantas emplean estos llamados “fitoncidas” con varios fines. Les ayudan, por ejemplo, en el control de plagas, la refrigeración o la comunicación con otras plantas.
Los baños de bosque refuerzan las defensas
Si respiras profundamente en un bosque de coníferas, es posible que sientas unos fitoncidas muy especiales: los terpenoides, sustancias de olor intenso emitidas sobre todo por coníferas como los abetos y los pinos que se consideran especialmente eficaces a nivel medicinal. Son precisamente estas fragancias botánicas las que se supone que arman nuestras defensas inmunes con más células protectoras: por ejemplo, un estudio demostró que un día en el bosque aumenta la proporción de las importantes células aniquilantes naturales hasta en un 40 %. Este efecto dura aproximadamente una semana. Con dos días en el bosque, el efecto incluso se duplica y el nivel tarda todo un mes volver a reducirse. Según un equipo de investigadores dirigido por el médico Qing Li, los terpenoides también parecen producir ciertas sustancias mensajeras en el cerebro que tienen un efecto beneficioso sobre los niveles de azúcar en la sangre, la presión arterial y la hormona del estrés.
¿Cómo funcionan los baños forestales?
Quien se adentre en el bosque con todos sus sentidos, se sentirá como un niño: ¿cómo huele el aire? ¿Cómo suena la naturaleza? ¿Oigo cantar a los pájaros, el murmullo de la corriente y el susurro de hojas? ¿Cómo saben las hierbas y los frutos del bosque? ¿Qué se siente al caminar descalzo por el suelo del bosque? ¿Qué tacto tienen las hojas húmedas de los helechos y la resina pegajosa de los árboles? ¿Qué especies me rodean? ¿Hay insectos? ¿Cuántos tonos de verde reconozco?
Durante un baño forestal, es importante sentir en lugar de pensar y no apresurarse. De esta forma, todo el mundo puede disfrutar del impresionante poder curativo del bosque con calma y atención plena.
Ya lo sabes, sal de casa, dirígete a un punto de energía y respira hondo. El bosque te está esperando.
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