Nuestras defensas tienen buenas intenciones.A veces demasiado.Si bien nos protegen de agentes patógenos y sustancias extrañas de la mejor manera posible, detectándolos y neutralizándolos, el sistema inmunitario de las personas alérgicas se pasa de la raya.
En la actualidad se conocen alrededor de 20 000 alérgenos (sustancias que causan alergia), todos ellos en realidad inofensivos, pero que pueden desencadenar una reacción patológica en ciertas personas.Cuando un alérgeno entra en contacto con una persona alérgica, el sistema inmunitario reconoce al "enemigo" y emprende una cruzada inmunológica para eliminarlo.Lamentablemente, pueden producirse "daños colaterales" físicos debido a las reacciones inflamatorias.Sin embargo, a diferencia de los patógenos de los agentes infecciosos, los alérgicos nunca se vuelven inmunes a su irritante.
Las alergias están aumentando en todo el mundo.En las últimas décadas, las enfermedades del espectro alérgico se han disparado, especialmente en las grandes ciudades de los países industrializados. Además de un cambio en la dieta y el estilo de vida, la comunidad científica presentó otra posible causa a principios de la década de los 2000, la llamada hipótesis de la higiene: las alergias podrían ser la "consecuencia" de un sistema inmunitario poco desarrollado.
Esta hipótesis se basa en el hecho de que las enfermedades alérgicas y atópicas se han disparado entre los habitantes de las ciudades de los países industrializados, mientras que los niños que crecen en un entorno rural sufren mucho menos de asma o alergias como al polen.Por lo tanto, parece que la exposición del organismo de los niños a gérmenes y suciedad es importante para la maduración de su sistema inmunológico y tiene un efecto protector esencial.
También hay teorías que señalan el cambio drástico de los hábitos alimentarios.Por ejemplo, la comida preparada industrial, cuyos conservantes destruyen los microorganismos de los alimentos, ha llegado a muchas cocinas.La persona que ingiere estos productos se enfrenta menos a los gérmenes, por lo que su sistema inmunológico se vuelve más susceptible a las alergias.
Sin emargo, el entorno microbiano no es el único que influye en el riesgo de desarrollar una alergia. Hasta cierto punto, se podría decir que nacemos alérgicos. Si uno de los progenitores es alérgico, el riesgo de alergia aumenta hasta un 30 % aproximadamente.Si ambos progenitores son alérgicos, el porcentaje se eleva incluso a más del 60 %.
La nutrición
El intestino es una importante barrera contra los alérgenosy alberga alrededor del 70 % de las células inmunitarias.Los trastornos intestinales y ciertos elementos de la dieta, como el alcohol o los alérgenos cruzados asociados al polen, pueden agravar las alergias.
Hipótesis de la higiene
"El exceso de higiene debilita el sistema inmunitario, por lo que el organismo reacciona de forma exagerada ante la presencia de alérgenos".
Predisposición genética
Nuestros genes determinan la capacidad de penetración de las sustancias extrañas en las barreras de nuestro cuerpo (la piel, los intestinos), así como la reacción de nuestro sistema inmunitario ante los estímulos ambientales.
Contaminantes del aire
Los contaminantes del aire pueden irritar las membranas mucosas y causar inflamación, lo que facilita la entrada de alérgenos en el organismo.
El humo del tabaco
Se ha demostrado que existe una relación entre el tabaquismo (pasivo) y la probabilidad de desarrollar o empeorar el asma.
El cambio climático
El aumento de las temperaturas mediasno solo prolonga la época de polen, también facilita la propagación de plantas alergénicas no autóctonas (por ejemplo, la ambrosía, procedente de EE. UU.).
La salud mental
El estrés familiar y laboral, así como el malestar psicológico (ira, ansiedad), pueden empeorar el asma y las enfermedades atópicas.
Las bacterias
Nuestros propios microbios del intestino, los pulmones y la piel interactúan con nuestro sistema inmunitario de muchas maneras.Si su equilibrio se altera, puede provocar una mala regulación de la respuesta inmunitaria y derivarse en alergias.
Provocan cambios en la piel, nos hace cosquillas en la nariz o nos irrita los ojos:las alergias pueden manifestarse de formas muy diferentes.Para algunas personas, los síntomas son leves o apenas perceptibles, mientras que otras tienen reacciones más graves que les afectan en su vida diaria. Los síntomas típicos de la alergia incluyen:
Las alergias pueden clasificarse según diferentes aspectos: según la reacción inmunitaria que desencadenan en el organismo (tipo I, II, III o IV), o según la forma en que los alérgenos entran en el organismo (picadura de insecto, ingestión, inhalación o contacto con la piel). Las alergias más importantes son:
Las palabras "alergia" e "intolerancia" se suelen meter en el mismo saco en las conversaciones cotidianas.Es cierto que los síntomas de ambas afecciones pueden ser similares,por ejemplo, las alergias alimentarias, la intolerancia a la lactosa, la intolerancia a la fructosa y la intolerancia a la histamina pueden causar problemas digestivos, malestar o reacciones cutáneas.
Sin embargo, sus causas son totalmente diferentes. Las alergias alimentarias siempre se deben al sistema inmunitario, concretamente a su clasificación errónea de ciertos componentes de los alimentos como una amenaza (alérgenos).Si el alérgeno entra en el organismo a través de los alimentos, el sistema inmunitario pone en marcha reacciones inflamatorias y alérgicas para combatir la sustancia extraña.Normalmente solo hace falta una cantidad mínima de un irritante para provocar síntomas de alergia.
Por su parte, las intolerancias alimentarias no tienen nada que ver con el sistema inmunitario.Las desencadenan otros factores, como una deficiencia enzimática.A diferencia de una alergia, las personas con intolerancias no suelen tener que evitar los irritantes por completo, por lo que el umbral de tolerancia varía según el individuo.
Los micronutrientes y las sustancias vegetales pueden ayudar a las personas afectadas a mantener a raya las reacciones desagradables y a recuperar cierta calidad de vida y bienestar.
El aceite es un popular remedio casero utilizado desde la antigüedad.El "oro de los faraones" también se utiliza en nuestras latitudes para las alergias, la fiebre del heno y los eczemas atópicos.De hecho, hay estudios que han confirmado que las personas alérgicas experimentan una mejora al tomar aceite de semillas negras.
El extracto de esta raíz es muy preciado y utilizado desde hace mucho tiempoen su país de origen, China, como complemento inmunológico.Los estudios sugieren que tomar suplementos de astrágalo puede ayudar a que nuestro sistema inmunitario se active con menos facilidad en presencia de posibles irritantes.
En lo que a prevenir alergias se refiere, los probióticos tienen un potencial particularmente prometedor:un metaanálisis demostró que la administración de cepas bacterianas probióticas en la primera infancia tiene un efecto especialmente positivo en el desarrollo de alergias en los niños.
También una limpieza intestinal con micronutrientes beneficiosos para el intestino (L-glutamina, zinc, ácido pantoténico) y sustancias vegetales (manzanilla y extracto de té verde) puede ayudar.
En cualquier caso: un diagnóstico preciso y asesoramiento médico son lo más importante.
Bibliografía del autor.
