¿Qué es la cistitis? ¿Y cómo se origina?
La infección de la vejiga (o cistitis) es una inflamación de la mucosa de la vejiga que puede extenderse a la pared de la misma. Por regla general, la inflamación no se limita a la vejiga, sino que también afecta a la uretra.
Los principales agentes patógenos de la cistitis son las bacterias, que en la mayoría de los casos proceden del intestino grueso (en alrededor del 80 % se trata de Escherichia coli [E. coli]). Con mucha menos frecuencia, intervienen virus, parásitos u hongos. Si estos patógenos entran por la uretra y ascienden hasta la vejiga, pueden causar irritación e inflamación.
¿Por qué las mujeres son más propensas a las infecciones de vejiga?
Las mujeres tienen cuatro veces más probabilidades de padecer cistitis que los hombres. Esta susceptibilidad puede deberse a factores anatómicos, dado que las salidas de la uretra y el ano están más juntas en las mujeres que en los hombres. Además, la uretra femenina es bastante más corta, lo que facilita la entrada de gérmenes en la vejiga.
Factores de riesgo: ¿qué puede provocar una cistitis?
Existen varios factores que pueden provocar la aparición de una cistitis, entre otros:
- hidratación insuficiente
- relaciones sexuales frecuentes
- cambios en el equilibrio hormonal (p. ej., menopausia o embarazo)
- flora vaginal alterada por exceso de higiene
- técnica de limpieza inadecuada tras ir al baño
- pasar frío (debido a pies o asientos fríos, bañadores mojados, etc.)
- sistema inmunitario débil (debido al estrés, a la falta de sueño, etc.)
- determinadas enfermedades (como diabetes mellitus o el agrandamiento de la próstata)
- determinados medicamentos (algunas píldoras anticonceptivas, tratamiento antibiótico de larga duración, etc.)
Cistitis de luna de miel: cuando la pasión duele
A menudo, las parejas que acaban de empezar no son capaces de quitarse las manos de encima. Pero esas mariposas en el estómago pueden llegar a convertirse en una sensación de ardor en la zona íntima femenina, ya que el roce puede facilitar que los patógenos intestinales lleguen a la uretra.
¿Cuáles son las causas de la cistitis (poco frecuente) en los hombres?
Las infecciones de vejiga se consideran una afección principalmente femenina, ya que la "complexión" masculina (la uretra más larga y la mayor distancia entre la uretra y el ano) hace más difícil que los agentes patógenos desencadenen una infección del tracto urinario.
Los hombres jóvenes no las suelen sufrir, pero hay un claro aumento de la incidencia con la edad debido al agrandamiento benigno de la próstata. Este crecimiento puede provocar un estrechamiento de la uretra y causar problemas para vaciar completamente la vejiga. A su vez, la orina restante puede convertirse en un medio de cultivo para los patógenos.
Cistitis: ¿son el tratamiento y la prevención distintos para los hombres?
Tratamiento para hombres
Los hombres se ven afectados con menos frecuencia por la cistitis, pero su desarrollo suele ser más grave, ya que la uretra es mucho más larga y puede estar infectada en toda su longitud. Mientras que las mujeres tienen la posibilidad de controlar una infección de vejiga reciente con remedios naturales, los hombres no. Si un hombre intuye que puede padecer una infección urinaria, debe acudir inmediatamente al médico para prevenir lo antes posible el desarrollo de complicaciones, normalmente mediante antibióticos. En el caso de las infecciones de vejiga recurrentes, es aconsejable visitar al urólogo, que puede detectar cualquier antecedente anatómico (como el agrandamiento de la próstata).
Consejos preventivos para los hombres
Para prevenir las infecciones de vejiga, los hombres deben cuidar bien su zona íntima. Una buena higiene antes y después de mantener relaciones sexuales es aún más importante. El uso de preservativos también puede tener un efecto protector.
Otros consejos para hombres y mujeres: ¿cómo prevenir la cistitis?
Una infección de vejiga no es ninguna broma, pero prevenirla no es tan difícil, pues estas sencillas medidas suelen bastar para acabar con la mayoría de los factores de riesgo:
1. Beber mucha agua
Beber mucha agua es esencial tanto para la prevención como para el tratamiento de la cistitis. Aunque la micción sea desagradable en caso de infección, tiene un efecto curativo al eliminar los agentes patógenos. Si eres propenso a las infecciones de vejiga, procura orinar lo antes posible después del acto sexual para eliminar las bacterias.
2. Higiene adecuada
La limpieza diaria adecuada de la zona íntima es importante. Sin embargo, por el bien de la flora bacteriana natural, deben evitarse los agentes agresivos. En la medida de lo posible, para la limpieza íntima solo debe utilizarse agua tibia y, en su caso, un jabón de pH neutro.
3. Técnica de limpieza adecuada
Después de la evacuación, se requiere una técnica de limpieza adecuada. Para evitar la entrada de posibles patógenos, limpia siempre de delante hacia atrás.
4. Ropa interior cómoda y de tejidos naturales
Los tangas demasiado ajustados no solo son incómodos, sino que el roce y la presión pueden favorecer las infecciones de vejiga. Lo mismo ocurre con las prendas sintéticas, que generan calor y humedad. Por lo tanto, cuando se trate de ropa interior, elige de forma inteligente y da preferencia a la ropa interior suelta, transpirable y que se pueda lavar con agua caliente (como la de algodón). Si no quieres deshacerte del encaje, la microfibra y compañía, elige al menos prendas con forro de algodón para la entrepierna y asegúrate de que no sean demasiado ajustadas.
5. Abrigarse
Seguro que tu abuela te decía que te abrigases. Y como (casi) siempre, ¡la voz de la experiencia tenía razón! Porque cuando pasamos frío, nuestra vejiga recibe menos sangre, lo que facilita la aparición de patógenos. Por ello, debemos evitar la ropa de baño mojada, tener los pies fríos o sentarnos sobre cojines fríos. Por el contrario, el calor es beneficioso para las infecciones de vejiga. Colocar una bolsa de agua caliente o similar sobre ella tiene un efecto calmante que relaja los músculos agarrotados y alivia el dolor.
6. Buena alimentación
Las personas propensas a las infecciones de vejiga deben cuidar su dieta. Mientras que las verduras, las frutas bajas en azúcar, los frutos secos, las semillas, los pescados grasos, las especias y los aceites vegetales de alta calidad deben consumirse con frecuencia, los alimentos que favorecen la inflamación, como las carnes grasas (especialmente el cerdo) y los embutidos, solo deben consumirse con moderación. En caso de que los síntomas sean recurrentes, se aconseja reducir los dulces y otros alimentos ricos en azúcar, los zumos, el café, el alcohol y los productos precocinados (con los aditivos E433 y E466). Se cree que estos últimos favorecen la inflamación de las mucosas. Sin embargo, algunos probióticos especiales favorecen el sistema inmunitario y la salud de la flora intestinal y vaginal.
7. Tener paciencia y beber té
Las infusiones para el riñón y la vejiga tienen un efecto diurético y, por lo tanto, pueden ayudar a limpiar el tracto urinario de patógenos no deseados. Las infusiones a base de hierbas incluyen, por ejemplo, tés de hojas de abedul, cola de caballo y vara de oro.
8. Otros remedios naturales
El mundo de las plantas ofrece otros aliados para la vejiga. Mientras que ciertos agentes antimicrobianos —como los extractos de romero— pueden mantener a raya a posibles patógenos, el extracto de ortiga, por ejemplo, puede ayudar a expulsarlos gracias a su efecto diurético. Muchos pacientes también confían en el arándano rojo, tanto como medida preventiva como para tratar las infecciones existentes. Según estudios in vitro, las proantocianidinas (PAC) contenidas en los arándanos rojos pueden dificultar la adhesión de los patógenos bacterianos a las paredes del tracto urinario. Esto previene el desarrollo de la cistitis (el acoplamiento de las bacterias al tejido) desde las primeras etapas.
Conclusión
Incluso unos consejos y trucos sencillos pueden ayudar a prevenir la cistitis. Muchos de estos remedios caseros naturales también ayudan a curar infecciones ya existentes. Si los síntomas persisten durante más de tres días o vuelven a aparecer continuamente, debes consultar a un profesional.
Bibliografía del autor.